sábado, 27 de septiembre de 2014

INDEPENDENCIA DE CATALUÑA



La avaricia de los tontos no tiene límites.

 Es ésta una frase que alguien me dijo hace años, a propósito de los objetivos de crecimiento exigidos por la dirección para el año siguiente. 
  Yo la analicé y entendí  que era cierto. Los tontos, algunos más que otros, no se preocupan por el fracaso en el futuro, porque no piensan racionalmente en ese futuro, con tal de obtener beneficios crecientes lo antes posible. No se dan cuenta de que pueden poner en peligro la estabilidad de un proyecto y, en lugar de consolidar lo logrado hasta el momento, exigen cada vez un poco más y más y más, y nunca tienen bastante.

  Eso es lo que está pasando en Cataluña.  Hace 35 años, apenas un 4% de la población mostraba interés por la autodeterminación. Y según parece, una parte importante debía estar concentrada en la política. Los partidos nacionalistas, siempre egoistas y cicateros, supieron jugar muy bien sus cartas y vendieron sus votos, cada vez que fue necesario, al mejor postor. Y pasito a pasito, con la connivencia de distintos gobiernos de la Nación en minoría parlamentaria, obtuvieron más y más transferencias de competencias. La más importante, en un grave error de cálculo y de dejación de responsabilidades, la de Educación.  Es cierto que se transfirió a todas las comunidades, cosa que nunca debió hacerse, pero en aquellos territorios donde los nacionalistas se alzaron con la mayoría de los votos para gobernar en solitario o en coalición, se establecieron las bases para el adoctrinamiento continuo de niños y adolescentes, tergiversando la historia, la geografía, las normas de convivencia  y, sobre todo, manejando hábilmente la capacidad de pensamiento libre.

  Así en Cataluña, aunque no sólo alli, se inventó una historia diferente, la de un país imaginario y soberano que nunca existió, oprimido y sojuzgado por España. Se manejaron los libros, se dieron instrucciones precisas, se compró y adocenó a la prensa, que dejó de ser una voz libre y se ideó el mantra, ese que "diu" "Espanya ems roba". Se intenta inculcar el rencor, cuando no directamente el odio, hacia lo español, empezando por el idioma común de todos los españoles que se dice que será cooficial junto con el catalán, cuando debe ser al contrario, y se lanzan de lleno a la inmersión lingüistica, con prohibiciones, sanciones e incumplimiento de sentencias judiciales.

  Maestros del victimismo, los nacionalistas siempre ganan. Cuando se les da lo que piden a cambio de unos votos, ganan.  Pero si no lo consiguen porque las mayorías parlamentarias no los necesitan, también ganan, porque sus problemas de gestión económica y social son culpa de "Madrit" que no les da los privilegios que exigen y, por extensión, de España que les roba.

  Y si ha habido alguien que, en esta sopa, ha sabido controlar los mandos de la barca independentista y obtener los mejores réditos políticos, económicos y de poder, ese ha sido el siempre soberbio,  paternalista y amigo de la tergiversación Jordi Pujol. Y no tengo ninguna duda de que lo ha hecho con el consentimiento de quienes podrían haberle puesto en su sitio.  Todo para que mantuviera la cosa tranquila, cuando lo que hacía era poner las bases para, en el momento oportuno, intranquilizar "la cosa".

  En el ínterim, se ocupaba también de cuidar de los negocios familiares, ayudado primero por su esposa y, más tarde, con la colaboración de sus hijos, algunos de los cuales están inmersos en procesos judiciales, como lo debería estar ya su/sus progenitor/progenitores.

  Con todo el hocico del mundo, el ex-honorable se permite el lujo de reprender y amenazar a los parlamentarios catalanes. ¿Por qué está tan crecido este tipejo? ¿Tiene capacidad y posibilidades de tirar de alguna manta vergonzante? ¿Y por qué se envuelve, una vez más en el victimismo, declarando que se ha abierto un proceso general contra el movimiento independentista en Cataluña? ¿Es él quien encarna ese independentismo? ¿Qué es eso de que se dedicó a "construir Cataluña", como si Cataluña no hubiera existido antes que él?

  Y muy importante...¿A qué coño están esperando los otros catalanes, que son una mayoría muy considerable respecto a los independentistas, que se consideran catalanes y españoles, para demostrar a sus gobernantes que están hasta el gorro de este disparate, y que se dediquen a gobernar para todos en lugar de dedicarse al dispendio de los recursos en estas francachelas ? ¿Qué haría el señor Oriol Junqueras si mayoritariamente los catalanes empezaran a "desobedecer" los mandatos de las leyes del parlamento catalán, como él está preconizando al respecto de las normas de España?

  Me gustaría tener respuestas, pero sólo tengo mi opinión y mi punto de vista, muy personal, sobre todo este tema. La verdad es que me da mucha pena ver en qué se puede convertir Cataluña, por los delirios del delfín Artur Mas y la desvergüenza de su padre político que le ha causado tanto dolor, arropados por la tibieza de casi todos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me gustaría a mí disfrutar de esa claridad y esta sensatez. Enhorabuena.

M. Luz dijo...

Seguro que también tiene la claridad y la sensatez que me adjudica, querido anónimo.
Sólo es cuestión de ver, oir, charlar y pensar.

Gracias por el comentario.