sábado, 11 de octubre de 2014

ANASTACIA Y LAS FIESTAS

El Barrio del Pilar



      El distrito de Fuencarral-El Pardo, al norte de la ciudad, abarca diferentes barrios entre los que destaca, por su densidad de población, abundancia de servicios, asociacionismo y concienciación vecinal y otra serio de características que sería largo enumerar, uno que intenta celebrar sus fiestas anuales: El Barrio del Pilar.

     En este momento está cayendo lo que vulgarmente se denomina "la mundial". Prácticamente toda la tarde ha estado muy pasada por agua, amenizada por truenos de mediana intensidad e iluminada por centenares de relámpagos. Por eso decía que los vecinos "intentan" celebrar sus fiestas.

     Es un hecho que ocurre todos los años sin excepción, aunque con diferente intensidad, y es un poco deprimente que justamente la víspera del Pilar, se abran los cielos para deslucir las actividades e impedir que niños y jóvenes utilicen las atracciones, y que familias enteras no puedan pasear por el recinto ferial, tomarse unas tapitas en los puestos, jugar a la tómbola, participar en un bingo muy particular, tirar los dardos, disfrutar de una buena cerveza alemana bajo la carpa de la "Oktoberfest", o bailar al son de las canciones que los grupos musicales deberían interpretar en la carpa de la música. Creo que ahora deberían estar actuando, gratuitamente para los vecinos, los "Hombres G"

Programa de las fiestas 2014

     Es tristísimo imaginar la desilusión de los vecinos y el disgusto de los feriantes que no podrán amortizar gastos ante la imposibilidad de poner en marcha las atracciones.  Están, estamos, acostumbrados a que siempre se desluzcan algo los festejos por la lluvia, pero lo de hoy está próximo al diluvio, y eso es difícil de digerir.

     Hace mucho que no voy a esta verbena que tengo tan cerca, no soy amiga de aglomeraciones y aquí se reúne mucha gente. Solía hacerlo cuando mi retoño apenas estaba dejando de ser un bebé. Le gustaban los coches de choque para pequeñines, en los que ellos disfrutaban un montón dando vueltas y más vueltas como peonzas, hasta que entendían un poco cómo funcionaba el volante. Pero el auténtico espectáculo estaba fuera de la pista, allí donde todos los papás intentábamos, gesticulando como posesos, que el hijo de cada uno saliera del atasco que se producía a cada instante, a pesar de los esfuerzos que hacían para evitarlo los jóvenes que controlaban todo aquello. 

     También le encantaba abrir los sobrecitos de la tómbola y buscar puntos que permitieran la vuelta a casa con aquel personaje de la alegría y el alboroto: el perrito piloto, entrañable personaje al que yo odiaba cordialmente, junto con la muñeca Chochona y el oso Zacarías,
todos ellos de un tamaño considerable, incompatibles con las dimensiones de mi casa.

     Ahora está lejos, a casi 3.000 kms al norte de casa, y hace mucho que dejó atrás aquellos mini cochecitos de choque.  Y eso me hace estar nostálgica, añorante y un poco tristona. Por eso me traigo a esta chica a que me acompañe y me suba un poco el ánimo con sus canciones, entre tema y tema del aburridísimo programa de las oposiciones que preparo para el examen. En dos semanas pasaré por las aulas y lo llevo "así así".



Fabuloso todo el álbum, Resurrection, lanzado al mercado en mayo de este año. Es difícil seleccionar sólo un tema o dos pero, además del anterior,  me decanto por este "Lifeline".




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