jueves, 4 de diciembre de 2014

SAVOIR AIMER

VESTIGIOS

Primero hubo que evitar el contacto personal, las charlas en directo, las músicas compartidas y los paseos culturales y de ocio por lugares con encanto y con significados especiales.
Después, fue conveniente restringir y distanciar las conversaciones telefónicas.
Casi al mismo tiempo, disminuyeron sustancialmente los intercambios escritos para, finalmente, quedar prácticamente anulados.

Se acabaron las charlas cómplices, los enfurruñamientos tontos, las risas, los desahogos, los consejos mutuos, el degustar una tapa con una cerveza o un croissant con un café, los apoyos ante los problemas, la escucha atenta, la música que nos gustaba, los refuerzos del alma, esa relación de amigos especiales que tanto había costado afianzar...





Ha sido una decisión unilateral, seguramente errónea, que hace daño a quien la tomó y es respetada por quien poco o nada puede ni quiere argumentar, aunque tenga el profundo convencimiento de que no ha sido la mejor.

Después de todo eso, la pregunta es ¿Queda algo?

Pues sí, aún queda la nostalgia de aquellos encuentros, charlas, músicas, libros,  epístolas, llenas de tantísimos sentimientos de todo tipo.  Pero están cada día más lejos, estúpida e inútilmente más lejos. ¿Terminarán por diluirse con el tiempo? En nuestras manos y en nuestra voluntad estará evitar que  en su lugar, sólo sean la Ausencia,  el Vacío y el Olvido.

























No hay comentarios: