¿Políticamente correcto?

Muñequitas Peponas




Estoy mucho más que harta de la corrección política. 

De un modo políticamente correcto, los gobiernos (de aquí y de allende nuestras fronteras)tienen puesto el punto de mira en cercenar, disminuir y hacer llegar a la mínima expresión los derechos y libertades del pueblo. Derechos y libertades que ha costado muchos siglos alcanzar, a menudo con muchas lágrimas y muchos cadáveres en el camino.
Baste, como ejemplo de lo que digo, ese especial interés en hacernos comulgar con la falacia de que es imprescindible aumentar la edad de jubilación para garantizar las pensiones de dentro de unos años. Aquí, se utiliza como argumento que la media de edad a la que se jubilan los españoles está en torno a los 63 años. Y digo yo, ¿no sería más fácil un sistema que evitara esas prejubilaciones, algunas muy apetecibles, en empresas que utilizan esa posibilidad para aumentar sus beneficios? Porque, y ésto es lo más grave, esas prejubilaciones no sirven para el intercambio generacional, dado que tienden a amortizar puestos de trabajo.
Por otra parte, yo pensaba que estaba haciendo mi hucha para cuando me jubilara, a base de las cotizaciones a la S.S. que, mes tras mes, me han ido detrayendo mis distintos pagadores a lo largo de mi vida laboral. Pues ahora resulta que no, que son los inmigrantes, esos que están dispuestos a hacer nuestro trabajo cobrando la mitad (beneficio para el empresario)los que están sustentando el sistema de pensiones español. ¡Para mear y no echar gota!

¿Y qué c... han hecho con todo lo que me han quitado a mí?

Y volviendo a la corrección, no se puede uno quejar de la presión insoportable que la inmigración produce en las clases obreras, porque eres tachado automáticamente de xenófobo. Y hay algunas zonas en las que es realmente muy difícil la convivencia.

No es políticamente correcto defender la tradición cristiana y grecorromana frente al Islam, porque eso no es respetar sus usos y costumbres, aunque los islamistas den muestras del desprecio absoluto por la cultura y modo de vida occidentales. NO al crucifijo en las escuelas, mejor nos gastamos una pasta en enseñar árabe.

La que se arma cuando a alguien se le ocurre comentar las falsas denuncias de malos tratos para obtener beneficios en los procesos de separación, es parda.

No se puede hablar de "morritos", aunque nosotras sí podemos decir "qué buen culo tiene", porque es un comentario machista y contrario a la igualdad. A propósito del comentario del alcalde de Valladolid, siempre he mantenido que la "suciedad" puede estar a partes iguales en la mente del que habla y en la del que escucha. A mí, por ejemplo, cuando veo a la interfecta, me viene a la mente un recuerdo: aquellas muñecas peponas de mi infancia. Si no lo digo expresamente, ¿podría alguien interpretar mi pensamiento de un modo "políticamente incorrecto"?

¡Ni se te ocurra comentar que el lobby gay tiene un gran protagonismo en cadenas de televisión (a mí no me interesa la condición sexual de nadie, sino su buen "ser" y su mejor hacer)!

¿Y qué decir de las feministas "oficiales"? No defienden la igualdad entre hombre y mujer, lo que pretenden es la preponderancia de la mujer sobre el hombre, un disparate tan detestable como el machismo, aunque tenga una "tradición" mucho más corta todavía. Pero si se te ocurre manifestarte en este sentido delante de alguna de ellas, automáticamente eres tildada de "retrógrada", "machista" y lindezas similares.

Mi "hecho diferencial" es que pienso yo sola, acertada o equivocadamente, que no me gustan las consignas ni las modas que aborregan, que me molesta que traten de coartar mis libertades como individuo, que no soporto que me tomen por imbécil, que me aburre infinitamente lo "políticamente correcto".

Y que me enferma LA MALA EDUCACION.