lunes, 9 de noviembre de 2009

Mañana, el mono y a fregar


Día de fiesta en la capital, con nubes difusas en el cielo intentando llegar a un pacto con el sol.


Mercadillo gastronómico en el barrio de Chueca, en la plaza Vázquez de Mella, con degustación de productos de artesanos extremeños, vascos, cántabros, asturianos y gallegos. Improvisados mostradores donde tomar una tosta de cabrales y una sidrina como aperitivo, un "bollu preñau" calentito con una cerveza o una porción de cualquiera de las inmensas y apetitosas tartas de todo tipo, o una de las rosquillas que esparcían su dulce aroma desde el aceite humeante donde las iba sumergiendo un simpático repostero.

Para los más cansados, alargadas mesas de madera donde los gallegos de Lugo servían raciones de pulpo o lacón recién hervidos, chorizos, costillares o chuletones a la brasa con buen pan gallego y vinos de Ribeiro.

Ración pequeña 10 euros, mediana 20 y grande 30 (con chorizos, 5 euros más). Demasiado para la economía de cualquier parado, pero apenas quedaba una mesa libre a las dos de la tarde.


A la puerta del Centro Cultural de los Ejércitos, en plena Gran Vía, llamaba la atención de los paseantes un nutrido grupo de personas, ataviados con trajes típicos de Madrid: chulapas y chulapos competían con los vistosísimos trajes goyescos, conjuntados con bolso y detalles en el calzado de la misma tela del vestido.

-"¿Es de raso este traje?"

- No, no, ésto no es raso; ésto es .... ¡tafetán!

-"Pues están ustedes estupendas, no les falta detalle"

- ¡Gracias, guapa! Mañana nos ponemos el mono ¡y a fregar! Pero hoy es fiesta en Madrid, hay que festejar a la patrona.


Y esperando para entrar a ver a esa patrona se agolpaba la gente a las puertas de la Catedral, junto al Palacio Real, después de haber finalizado la procesión.


Subiendo desde la Plaza de la Ópera, por la calle del Arenal, Viena Capellanes nos tentó con sus "coronas de la Almudena". Rellenas de crema, nata o trufa, con glasa entre medias del relleno, son realmente exquisitas acompañadas de un increíble café vienés. Un pecado un poco caro, pero mereció la pena.


En la calle, gente venida de distintos lugares de España y de Europa, pues hemos oído hablar en catalán, italiano, francés, sueco, inglés, gallego, japonés y acentos andaluces y latinoamericanos.


Esto es Madrid. Una gran ciudad, absolutamente cosmopolita, que abre sus puertas a propios y extraños. Y son pocos los que no se sienten bien acogidos.


Hoy ha sido fiesta en la capital.

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